La cuestión urbana se centra en la necesidad de acercar los intereses de la gestión de la ciudad con los intereses de los ciudadanos. En un marco democrático reciente considerado en términos históricos los derechos y las demandas están en continua transformación, así como el modelo de estado, precoz, demasiado rígido delante de los cambios sociales y económicos y ampliamente cuestionado. La cuestión fundamental es: ¿cuestionamos al modelo de estado, al modelo económico, al modelo social, a la autoridad de nuestros representantes? La respuesta es compleja, tanto como complejidades se nos muestran evidentes hoy en día. Mientras el debate se expresa en derechos sociales sentimos cargas emocionales, laborales, sociales y culturales, y tendemos a refugiarnos en la reclamación, en la individualidad, en la ansia de libertad personal.
La autoridad transmitida a los Poderes Públicos en materia de educación, sanidad, y cobertura social es la causa principal de la necesidad de establecer un debate en torno a la participación ciudadana, y, de forma tácita, en torno al modelo de estado. Las preguntas que debemos plantearnos son: descentralización?, comunicación permanente?, políticas públicas integradas?, gestión local interdependiente?, representación en partidos políticos o en la ciudadanía?… El sistema democrático expresado en su dimensión social y cultural se muestra condicionado por la sociedad y la cultura que emana de ella, y en entornos estratégicos de gobierno de estado, de acuerdos internacionales o en políticas de competitividad económica la identidad local emerge como un contrapeso político que reclama ser dotada de representación.
Caso práctico. La gestión urbana del barrio del Guinardó en el municipio de la ciudad de Barcelona. PAD 2007-2011
Para el análisis de un instrumento de gestión urbana con la participación ciudadana he elegido un Plan de Actuación de Distrito de un barrio barcelonés, el Guinardó, como referencia de un plan en la escala más próxima al ciudadano, el barrio, en un barrio que cuenta con tejido asociativo pero con muy precaria implicación ciudadana, y en un plan dirigido por un partido político con interés en el gobierno municipal, autonómico y estatal.
Las características de la representación política son complejas. Se trata de un representante de un partido necesario para la gobernabilidad de la ciudad pero minoritario en el sufragio de la ciudadanía en el barrio fruto de un acuerdo político. El pacto de gobierno ha implicado en este caso el reparto de representación por distritos sin tener en cuenta la voluntad popular mayoritaria.
Las características de la ciudadanía son las características de los nuevos barrios barceloneses emergentes durante las décadas de los años cincuenta y sesenta del siglo pasado. El caso del Guinardó se trata de un barrio con un tejido social de vocación residencial y una orografía compleja con fuertes pendientes, así como con una calidad edificatoria precaria y un envejecimiento patente de la población (aquellos que vinieron jóvenes han envejecido). La vitalidad en el espacio público del barrio es pasiva, perjudicada a su vez por la notable afectación urbanística de la apertura de la Ronda del Guinardó y su variante en la Calle Teodor Llorente en diagonal por el centro del barrio.
Ante esta realidad conviene atender por lo tanto a distintos frentes. Por un lado está la naturaleza de la población, la historia reciente del barrio y su implantación excepcionalmente urgente, pero por otro lado la realidad muestra que las afectaciones urbanísticas sobre el barrio han degradado la calidad de su comercio y de la relacionabilidad en el espacio público, que hasta el presente año no se ha dispuesto de un edificio representativo del asociacionismo del barrio, que la educación ciudadana en la participación es muy baja, y que la información es precaria.
Se expresan de este modo las debilidades de un partidismo pactista para obtener cuotas de poder en el gobierno, las debilidades de los déficits en la generación espacial del tejido urbano y las debilidades de una ciudadanía alienada del barrio y la cultura en la que reside.
El PAD 2007-2011 del distrito de Horta-Guinardó en el barrio del Guinardó
El Ayuntamiento de Barcelona planteó un modo de trabajo en su Documento base para el debate de actuación municipal y canalizar así los acuerdos sobre una estructura documental común. La gestión de la participación ciudadana quedó en manos de la gestión por distritos y sus peculiaridades, por lo tanto en manos de la voluntad política y la realidad del tejido asociativo.
En el caso del barrio del Guinardó el PAD se debatió con la participación de la ciudadanía a través de las entidades locales, representadas en este caso por la Coordinadora d’Entitats del Guinardó (CEG) y la Associació de veïns del Guinardó. El primer ente representa a las entidades y el comercio, y el segundo a la ciudadanía. Por otra parte los distintos partidos políticos de gobierno plantearon también sus propuestas.
La negociación existió, pero no existe ninguna memoria de dicho proceso, únicamente se cuenta con las actas públicas del Distrito, mostrando la presencia de las entidades pero en ningún caso la participación real de la ciudadanía. La única memoria participativa hecha pública es la concerniente a la definición del complejo polivalente de equipamientos de la UA3 del Mercat del Guinardó, en el corazón del barrio, y estandarte de un futuro prometedor.
Una vez aprobado el PAD del barrio la gestión de la participación fue controlada de forma tácita por el partido que ostentaba la regidoría del distrito, a espaldas del resto de partidos (especialmente de la oposición). Pese a todo, en el caso indicado el seguimiento atento de las entidades representativas del barrio ha conseguido plasmar los objetivos pactados y el resultado fue seguramente una de las mejores legislaturas en inversión pública, tras décadas de notables retrasos al respecto. La voz del control ciudadano a través de las entidades mencionadas, pese a su lejanía relativa respecto a la ciudadanía, reclamando la ejecución de lo acordado, fue el verdadero motor del éxito de la legislatura.
Marco teórico de referencia
Tal y como Jordi Borja indica:
“La participación democrática y ciudadana es un derecho instrumental que establece una relación entre las demandas, necesidades, aspiraciones o lo que los ciudadanos –colectiva o individualmente- consideren que son sus derecho y las políticas públicas competencia de las instituciones representativas.”
La relación pues se enmarca claramente en la complicidad entre la ciudadanía y el gobierno de la misma.
Tal y como se expresa en el preámbulo de la Carta mundial por el derecho a la ciudad en los asentamientos urbanos se expresan los déficits de la distribución e integración espacial y social. Y, tal y como se indica:
“Este contexto favorece el surgimiento de luchas urbanas que, pese a su significado social y político, son aún fragmentadas e incapaces de producir cambios trascendentes en el modelo de desarrollo vigente.”
En este contexto encontramos el sentido de la necesidad de asumir compromisos formales, como indica la Carta Europea de Salvaguarda de los derechos humanos en la ciudad, que tal y como expresa:
“La vida en la ciudad impone hoy en día la obligación de precisar mejor ciertos derechos porque vivimos en ella, buscamos trabajo, nos desplazamos. Nos impone también el reconocimiento de nuevos derechos: el respeto por el medio ambiente, la garantía de una alimentación sana, de la tranquilidad, de las posibilidades de intercambio y de ocio, etc.”
En el marco de los derechos humanos en un mundo globalizado el Proyecto de Carta de derechos humanos emergentes. Los derechos humanos en el mundo globalizado, se reconoce la necesidad de adaptarse a un nuevo mundo emergente globalizado:
“Los derechos humanos son el cimiento de las sociedades. La sociedad globalizada debería manifestarse por la defensa de la garantía eficaz de derechos, asegurando a todos la libertad y las condiciones de una vida feliz.”
Andreu Marfull i Pujadas
2011-11-14