Es en la dimensión cultural donde se expresa el artificio que el hombre ha construido y promovido en el periplo de su evolución histórica, y en este sentido la dimensión ética y moral recaen sobre los resultados que la cultura dominante ha creado, que ha provocado para bien o para mal. En este debate toman su protagonismo el significado de las identidades personales y colectivas, y donde la abstracción de sus resultados culturales es más evidente.
Sobre la identidad y su dimensión cultural
En la medida que hemos integrado y desintegrado realidades, identidades, que hemos atendido o desatendido las tensiones sociales y personales sin ninguna planificación y sin ninguna otra razón de ser que la propia tendencia a persistir, nos preguntamos qué ha ocurrido, qué hemos hecho, y porqué lo hemos hecho. La respuesta, si somos realmente conscientes de ello, siempre nos apunta a nosotros, como individuos y como colectivo con su propia identidad. Nos muestra aquello que somos, nuestro ser y sus vestimentas. Cada individuo o colectivo es una parte de este edificio imaginario y el resultado de un sentir y un sentido propios, y eso, tarde o temprano, se manifiesta como un hecho real y como un condicionante añadido. En este sentido la cultura de una comunidad o de un pueblo expresa las respuestas que nuestras facultades de entendimiento nos piden resolver. Por ello no debemos olvidar el sentido de los retos sociales de la multiculturalidad, así como la alienación social tendente a la individualidad y a la artificiosidad de las relaciones sociales. Se trata sin duda del mayor reto social, cultural, identitario, de la actualidad.
Sobre la cultura y su dimensión identitaria
La cultura, cuando nos muestra la dimensión y la complejidad de la identidad humana, nos muestra nuestra herencia y nuestra naturaleza social en todos los niveles. La medida de la calidad de la integración y definición de los diferentes pueblos de la tierra, de aquellos que han creado su modelo de orientación social y que han sido capaces de desarrollar colectivos sociales, sociedades en amplios territorios bajo una o hasta varias lenguas, ya sean en ciudades, regiones, naciones o en estados o en comunidades de estados, la muestra el avance de la humanidad en el orden social y político, por lo tanto cultural. Su civilización o incivilización.
En la enorme extensión metropolitana, tal y como describe Manuel Castells (La sociología urbana, 2001),
las ciudades y su cultura constituyen la mediación fundamental entre el hogar y las redes globales de comunicación. En su capacidad de organizarse reside la capacidad de ser productoras de sociabilidad e integradoras de una creatividad que, de otro modo, sería destructiva.
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Andreu Marfull i Pujadas
2011-11-17