Prosperidad, resiliencia y sostenibilidad, entre la pobreza y la sobreexplotación
La Nueva Agenda Urbana, también conocida como Hábitat III (del año 2016), aborda la idea de la ansiada prosperidad que prometen las ciudades, que, en algunas de ellas, es una realidad y, en otras, una realidad a medias o un proyecto a futuro. Dicha agenda atiende problemáticas de escasez, pobreza y vulnerabilidad, expresiones de la voluntad de prosperar y de la necesidad de proyectar a futuro una idea de bienestar posible, para la que valga la pena vivir y trabajar, siguiendo el ideal de la Agenda 2030.
Prosperidad, resiliencia y sostenibilidad se dan de la mano en la Agenda 2030, pero se abordan de un modo controvertido, pese a su aparente y voluntariosa proyección universal. Y, por razones económicas, políticas y culturales no trata de igual a igual al ser humano, clasificado y estigmatizado, diferenciado, por razón de género, raza, credo o religión, y también estrato social y, en gran medida, por su nacionalidad.
Quizás por esta razón bajo el ideal de la Nueva Agenda Urbana se ha constituido el compromiso más elaborado que se ha propuesto la humanidad para transitar hacia un hábitat humano más próspero y sostenible, mientras se encuentra en el proceso de urbanización más intensivo y perturbador jamás experimentado. Pero este compromiso es una lista de objetivos a cumplir, no el encargo de la construcción de un hábitat definido que les dé respuesta. Por otro lado, no dice “las ciudades, los hábitats, el consumo y la producción humanos deberán ser de tal modo que el ser humano dejará de perturbar al resto de hábitats, al clima y al medio ambiente que los regula”. Dicho de otro modo, la agenda está enfocada principalmente a la resolución de los problemas de las necesidades humanas, antes de dar respuesta a las del resto de seres vivos. En cierto modo, se han creado debates paralelos que se encuentran en proceso de conciliación, sin llegar a entrar en armonía.
El camino está medio hacer, y sobre él planean múltiples obstáculos. De momento, lo único que se tiene es un “plan”, al que se le llama Agenda 2030, donde los poderes del mundo se han comprometido en avanzar hacia la sostenibilidad y la resiliencia, así como hacia la justicia económica y social. Y esta agenda ha redactado un capítulo específico para trabajar para las ciudades y desde las ciudades, llamado Nueva Agenda Urbana. Pero en ningún caso está trazado el camino de una verdadera solución que resuelva, a largo plazo, el camino errático del actual paradigma, contradictorio, entre prosperidad, resiliencia y sostenibilidad, que se alimenta de la pobreza y la sobreexplotación, mientras destruye la naturaleza.
.
Referencia bibliográfica
Marfull Pujadas, A. (2024). “Epílogo: Prosperidad, resiliencia y sostenibilidad entre la
pobreza y la sobreexplotación”. En Horizontes (im)posibles para la Nueva Agenda Urbana:
Visiones encontradas en México, de Andreu Marfull Pujadas y Edwin Aguirre Ramírez
(Coords.), pp. 113-123. Ciudad Juárez (México): Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.